miércoles, 19 de mayo de 2010

Flores para Kim Il Sung

Una de las mayores estafas del siglo XX, si no la mayor, fue la del comunismo, aquella que jugando con la buena fe de la gente, que siempre anhela justicia e igualdad, esclavizó a medio mundo y torturó y asesinó en su nombre. No sólo hizo eso, una legión de censores -todavía quedan algunos- estuvo ojo avizor para señalar e insultar-y siempre que pudo encarcelar y destruir- a quien se atreviese a denunciar tamaña estafa.
Todo eso, la estafa, se ve en 'Flores para Kim Il Sung' la exposición que presenta el Museo de Artes Aplicadas de Viena (MAK), dedicada al arte hecho propaganda o a la propaganda envuelta en celofán brillante de la criminal dictadura de Corea del Norte.


En las dictaduras descarnadas, donde hace décadas que es imposible la oposición, es donde mejor se ve el engaño a que los aparatos de propaganda someten a la población. 'Somos los niños más felices del mundo', 'Seguiremos al Gran Líder con una fe firme", 'El presidente Kim Il Sung siempre está con nosotros' son algunos de los descarados títulos que aparecen en la muestra.


El museo vienés se ve obligado a decir cosas como esta, que la exposición no tiene carácter político, que el arte es siempre arte o que esta muestra sirve para superar fronteras, para no indisponerse con la dictadura y agradecer que le dejen mostrar los cuadros. No hacía falta que abriese la boca, que hablase de política, ideología y arte, porque nadie que no sea lelo puede ver en las imágenes otra cosa que mentiras.

No deja de sobreactuar el director del MAK cuando describe como "contraproductivas consecuencias" de la retórica amigo-enemigo en plan 'Eje del mal' las críticas que se le hacen, y sigue: "a menudo la lente ideológica occidental nubla, si no distorsiona completamente, la visión de otras realidades". Quizá estoy equivocado y haya más de un lelo en este asunto.

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